lunes, diciembre 05, 2005

Wittgenstein este es el caso de Luis Felipe Noé

Ediciones MALVARIO y Libreria ALBATROS publican el primer volumen de la colección Garbo titulada "Wittgenstein este es el caso" del artista plastico Luis Felipe Noé. Los ejemplares de esta colección son numerados y firmados por el autor.

Se presenta el miércoles 7 de diciembre a las 18:30hs en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, Argentina -Florida 943-. Participan: Santiago Perednik, Samuel Bossini (Pablo Narral) y el autor.



EL WITTGENSTEIN DE NOE, por Samuel Bossini.


En una entrevista William Faulkner dijo que: un artista es una criatura impulsada por demonios. Desde aquí es el mejor punto para seguir el rastro de este poema río. Poema que en algún punto se presenta como circular, laberíntico. Su firma en el supuesto final, casi se presenta como trampa para incautos. Porque no hay reglas de juego donde apoyarse o mejor, refugiarse. Catarata que arrastra e invita a la lectura, similar a la de un texto sagrado donde su incontenible devorar aísla en este caso al lector, para dejarlo inmerso en un juego poético que le da vida y en ocasiones impone, su carácter a la realidad.
Noé se resiste a la palabra poema. Seguramente por modestia. Sin duda la pintura de Noé es una pintura torrencial, una composición asociada a un lenguaje donde todo es visto de una obsesiva y curiosa alteración de la perspectiva.
En este Wittgenstein, Noé juega con la perdida de la perspectiva. Nos niega un centro y nos obliga a movernos desde un zigzag empedernido.
Wittgenstein decía que: lo que sueña un hombre casi nunca se cumple. Noé ¿soñó este poema? O ¿sencillamente fue tomado por él; digamos: una palabra, un sonido? Nadie puede decirlo. Nadie puede decir a con exactitud de qué manera es tomado un artista por sus obsesiones o en este caso cómo lograron accionar las obsesiones e intuiciones de Noé, para escribir este largo poema, valga el dato, de un solo trazo, en un solo aliento.
Me referí a poema río, tal vez es otro engaño y estamos frente a una pócima. Un brebaje que con su sola lectura puede cambiar algo de nosotros sea interno o externo, o ambas cosas. Textos alquímicos para lograr acceder a la creación del oro. Pero desde luego que esos druidas, alquimistas poseían una profunda fe, extraña quizás, pero muy honda. Y este Wittgenstein de Noé exige eso. Nos exige confiar en esa manera extraña que tiene T. S. Eliot cuando nos despide y nos dice: no feliz viaje, sino adelante viajero. No nos da seguridad de nada y nos saca de un tirón el uniforme de turista y con otro tirón nos pone el de aventurero. Y en verdad un verdadero lector no tiene jamás asegurada la felicidad de su viaje.
También me permito usar una idea de Wittgenstein que hace a este poema de Noé: Inmensa red de caminos equivocados transitables. Sin duda este poema es legible desde cualquier sitio, todo camino que se tome es transitable, permeabiliza la sensibilidad del curioso. Logra que el lector, no importe que tan torpe pueda ser, camine con la mayor soltura por una finísima tela de araña. Cada imagen esta entrelazada, tomada por sus propios sonidos. La enumeración que Noé nos puso no sólo, seguramente como un homenaje al filósofo vienes, sino como una señalización equívoca para que cada uno de nosotros no sienta la tentación de elucidar lo indecible desde lo decible. El lector debe regresar a su lectura, a las palabras que se imponen como símbolos.
Ciertamente Luis Felipe Noé también quedó atrapado dentro del remolino, sin defensa optó por continuar y continuar y es de agradecerle. Estas línea que reuní acá es sólo muna parte, punto que se sumarán a otros para lograr ver de que manera un artista, impulsado por su demonio, busca lograr decir más hallá de lo que se puede decir con palabras., ya que como diría Wittgenstein : nuestros más grandes sinsentidos pueden ser muy sabios.



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